Todo sobre el Colesterol

La peligrosidad del colesterol

El colesterol conocido como una patología es, en realidad, la más temida de las grasas. Es una sustancia que básicamente forma parte de las grasas animales y de otros alimentos, encontrándose sobre todo, en la sangre y en los tejidos nerviosos.

La peligrosidad y temor hacia este tipo de grasa se debe a que una tasa elevada de colesterol en al sangre o en dichos tejidos representa un importante factor de riesgo que aumenta considerablemente la posibilidad de sufrir un futuro infarto o otro tipo de enfermedades como la arterioesclerosis. Este riesgo aparece cuando el material graso se deposita en las paredes de los vasos sanguíneos, entonces las arterias se endurecen y provocan su obstrucción.

De esta forma, cuando hablamos de colesterol, lo asociamos a términos como “dolencia” o a expresiones como “tengo el colesterol alto”. Con éstas formas convencionales hacemos referencia a un concepto científico denominado “hipercolesterolemia”, que se identifica por unos niveles de colesterol, en la sangre, por encima de lo normal o saludable y que se aproxima a un valor de 2 gramos por cada litro de plasma.

La importancia del colesterol

Como ya hemos comentado, el colesterol alto puede desencadenar graves consecuencias como infartos y enfermedades cardiovasculares como la hipertensión o la arterioesclerosis y aún así, el colesterol es necesario para la salud! Es importante no limitarse a la idea de que el colesterol es malo puesto que el colesterol es necesario para mantener las funciones del organismo, como la formación de membranas celulares, la producción de hormonas y de la bilis, etc. Es por esta razón que el propio organismo se encarga de producir un 70% del colesterol necesario.

Llegados a este punto podemos entender que la importancia del colesterol radica en mantener sus niveles por debajo de los limites de riesgo, tarea que se lleva a cabo mediante una dieta apropiada que tienda a disminuir o eliminar las grasas saturadas (sobretodo las de origen animal) y apuntar a favor de las grasas de origen vegetal. Cunado se detecta un exceso de colesterol, la dieta alimenticia y una estricta vigilancia se convierten en factores básicos, tanto para la salud general del organismo, como para la corrección de esos niveles altamente peligrosos. Y la solución pasa, como ya hemos mencionado, en reducir la tasa de esta grasa, lo cual puede lograrse de 2 maneras: ingiriendo menos colesterol en las comidas o bien aumentando la excreción.

Los principales proveedores de grasas son: los aceites, la mantequilla, la margarina, el tocino, las carnes grasas, los embutidos, los frutos secos, algunos moluscos, algunos pescados y algunas huevas de pescado. Todos los alimentos de origen animal contienen colesterol como la yema de los huevos y las vísceras de los animales (que son las partes del animal que más colesterol tienen), las carnes de ternera, de animales de caza, algunas aves, las partes magras del cerdo y el jamón cocido (que son las que contienen unos niveles de colesterol moderados) y la leche entera (que contiene la grasa de origen animal con una tasa de colesterol inferior a las demás). Por otro lado, podemos encontrar alimentos que no contienen colesterol como: los vegetales, las frutas, las hortalizas, las legumbres secas, los aceites puros y los frutos secos no grasos.

Como funciona el colesterol

De la misma forma que las grasas, el colesterol no es soluble al agua, es por eso que necesita asociarse a las proteínas para poder llegar a mezclarse con la sangre. Esta mezcla de las grasas con las proteínas da como resultado las lipoproteínas. Existen dos tipos de lipoproteínas: las lipoproteínas de baja intensidad (son las que transportan el 60% del colesterol en la sangre y llevan el colesterol a las células empezando por las arterias), y las lipoproteínas de alta intensidad (son las lipoproteínas que transportan entre el 20% y el 25% del colesterol en el hígado donde posteriormente es eliminado). Las lipoproteínas de baja intensidad son las más peligrosas puesto que, al depositar el colesterol en las arterias, son las causantes de enfermedades como la arterioesclerosis, mientras que las lipoproteínas de alta intensidad, ejercen un efecto protector para el organismo.

Está demostrado que la causa de que haya un número tan alto de infartos en la población, se debe al consumo excesivo de grasas saturadas en detrimento de las monoinsaturadas (como el aceite de oliva) que ayudan a bajar el nivel de colesterol en la sangre. De esta forma, también se ha podido demostrar que el porcentaje de mortalidad causada por enfermedades coronarias, es mucho menor en los países que consume más grasas del tipo monoinsaturadas (las del aceite de oliva). Esto significa además, que la importancia no radica tanto en el nivel de colesterol que se consume o se deja de consumir, como de la cantidad de grasas saturadas que se consumen a diario y que son la razón de toda esta preocupación.

Recomendaciones básicas par el colesterol

Con todo esto, podemos dar unas directrices básicas para poder tratar el problema del colesterol y evitar que éste sea un problema para nuestras vidas. Por un lado, esta el evitar el exceso de grasas saturadas (grasas como la leche entera, los huevos, los embutidos, las aves grasas, los quesos curados, los productos lácteos enteros, etc.). Por otro lado, está el hecho de incrementar el consumo de aceite de oliva encargado de disminuir el nivel de lipoproteínas de baja intensidad. También se puede incluir, en la dieta, las grasas poli-insaturadas que se encuentran en algunos pescados azules (como el salmón, las anchoas, las sardinas, etc.). Se aconseja el aumento de fibra y evitar los malos habito que no tiene lugar en una dieta sana (se aconseja evitar el café o consumir poca cantidad, realizar ejercicio físico regular, no fumar y abstenerse de bebidas alcohólicas). Se aconseja también, la lectura detenida de las etiquetas de todos los productos y envases que consumimos habitualmente, sobretodo si se trata de productos precocinados. De la misma forma que se aconseja el uso del aceite de oliva en vez de las mantequillas o margarinas, se aconseja también evitar el consumo de los productos de bollería industrial, incluidos los helados y los aperitivos. Finalmente, se aconseja evitar los aceites vegetales de procedencia desconocida, especialmente los que acompañan las conservas de pescado.

La importancia de los ácidos omega-3

Como ya hemos comentado anteriormente, el cuerpo se nutre de las grasas a través de los alimentos que son los que permiten su absorción. Éstas grasas son de naturaleza ácida y se dividen en dos grupos: las grasas omega-3 y las omega-6. Los ácidos grasos omega-3, que son los que realmente nos interesan, están especialmente indicados para los casos en los que se padece hipertensión, enfermedades cardiovasculares y niveles de colesterol y triglecéridos elevados.

El ácido graso omega-3 se pude encontrar en alimentos como el apio, las espinacas, la escarola, la lechuga, el brócoli, el repollo, los pescados azules, el aceite de soja, los frutos secos y entre ellos, especialmente las nueces. Aunque estos ácidos grasos están indicados para afrontar las casos de colesterol alto, hipertensión, etc. cabe destacar que su carencia o su exceso en el organismo puede ser también altamente peligroso. Es por esta razón que resulta de vital importancia el hecho de llevar una dieta equilibrada en la que tampoco falten las grasas saturadas anteriormente mencionadas.

Relación del colesterol con la obesidad

No se ha podido demostrar aún, que el sobrepeso, propiamente dicho, sea la causa específica de alguna enfermedad, pero lo que si se sabe, es que el sobrepeso contribuye a que aparezcan o se acelere la evolución de ciertas dolencias y trastornos, entre los cuales también están los derivados del colesterol alto. Lo que sí que se ha demostrado que produce enfermedades varias, es el consumo habitual e inadecuado de una dieta errónea o no adecuada a las características genéticas de cada persona. De la misma manera pasaría con las personas que carecen de peso, lo cual es tan perjudicial como excederse mucho de él. Aún así, está demostrado que las personas que padecen de sobrepeso, tienden a sufrir proporcionalmente más enfermedades que las personas que tiene un peso por debajo de lo adecuado.

Cuando existe sobrepeso, es porque hay algún factor que no funciona adecuadamente, con lo que el sobrepeso no es la enfermedad sino un síntoma, una consecuencia de tal enfermedad o dolencia. Con el sobrepeso, el corazón trabaja mucho más, la presión arterial se eleva, el aparato digestivo recibe una sobrecarga y es muy fácil que se produzcan acumulación de grasas en el hígado lo cual acaba produciendo un notorio deterioro físico y también anímico.

Dieta sana

Una vez que ya tenemos claro el hecho de que la ingestión abusiva de grasas saturadas puede provocar la acumulación del colesterol en las arterias, con todo lo que ello conlleva, podemos afirmar que: una dieta sana es aquella con la que se cubren las necesidades nutritivas diarias del organismo sin exponerse a las consecuencias que conlleva un exceso de tales nutrientes. Además, esta demostrado que el organismo necesita un 10% de grasas, un 30% de proteínas y un 60% de azúcares, con lo cual, la dieta sana será aquella que, con todo lo mencionado, se ajuste a estas proporciones sin superarlas.

Por otro lado, la alimentación no es una ciencia exacta y más aún, cuando las personas que comemos, somos todas y cada una diferentes! Por otro lado, hemos convertido la comida y la cocina en un arte y el hecho de comer en un acto social y todo eso conlleva peligros como: comer sin hambre, beber sin sed y además hacerlo con prisas y mal. Aún así, tampoco se debe caer en el error de convertir la dieta en algo monótono y aburrido, insípido y desaliñado sino todo lo contrario, lo más importante de todo es aprender a cuidarnos, con los alimentos más apropiados para cada uno de nosotros, y convertir este cuidado en algo realmente apetecible.

Autor: fermuned
Título: Todo sobre el Colesterol
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Categoría: Nutrición, Salud
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